No estás rota.
Aunque a veces lo sientas.
Aunque te mires al espejo y solo veas grietas, cansancio y partes que no encajan.
No estás rota.
Estás en proceso.
En medio del barro, del ruido, del aprendizaje que nadie enseña.
Estás creciendo.
Y eso, a veces, duele.
Estás desaprendiendo lo que creías sobre ti.
Estás soltando viejas versiones.
Estás recogiendo los trozos que dejaste en lugares donde no te cuidaron.
Estás entendiendo qué necesitas, qué no vas a volver a permitir y qué sí vas a empezar a buscar.
Eso no es romperse.
Eso es construir desde cero.
Desde lo honesto.
Desde lo que realmente eres.
No es debilidad sentirte perdida.
Es parte del mapa.
Del real.
No del que se muestra, sino del que se vive.
Así que no te trates con dureza.
No te exijas claridad todo el tiempo.
A veces avanzar también es quedarse quieta, llorar un poco y seguir al día siguiente.