Hay amores que no se olvidan.
Y no porque sigas queriendo volver.
Sino porque no hay nada a lo que volver.
Solo lo que fue.
A veces, el amor no termina con odio.
Termina con gratitud y una punzada leve en el pecho.
Termina cuando entendiste que era necesario, pero ya no era para siempre.
Y aún así, hay partes de ti que siguen allí.
Porque hay personas que no están pero dejaron algo sembrado.
Un gesto que ahora es tuyo.
Una canción que sigue siendo tu favorita.
Un hábito que no tenías antes de conocerle.
No todos los amores se superan olvidando.
Algunos se superan reconociendo.
Aceptando que fueron reales.
Que fueron importantes.
Que no funcionaron.
Y que te hicieron mejor.
Seguir adelante no siempre significa cerrar con llave.
A veces es dejar la puerta abierta sabiendo que nadie más va a entrar por ahí.
Pero sin miedo a mirar atrás.
Hay amores que no se olvidan.
Porque no hace falta.
Solo se transforman.
Y en esa transformación, también estás tú, creciendo.